Primer oráculo
11EI año segundo del reinado de Darío, el día primero del sexto mes, el
Señor dirigió la palabra, por medio del profeta Ageo, a Zorobabel, hijo de Sealtiel,
gobernador de Judea, y a Josué, hijo de Yosadac, sumo sacerdote:
2-Así dice el Señor de los ejércitos: Este
pueblo anda diciendo que todavía no ha llegado el
momento de reconstruir el templo.
momento de reconstruir el templo.
3y el Señor dirigió la palabra, por medio del
profeta Ageo:
4-¿De modo que es tiempo de vivir en casas recubiertas,
mientras el templo está en ruinas?
5Pues ahora, así dice el Señor de los ejércitos:
5Pues ahora, así dice el Señor de los ejércitos:
Fijaos en vuestra situación:
6Sembráis mucho, cosecháis poco;
coméis sin saciaros, bebéis sin embriagaros;
os vestís sin abrigaros,
os vestís sin abrigaros,
y el asalariado echa en saco roto.
7 Así dice el Señor de los ejércitos:
Fijaos en vuestra situación;
8subid al monte, traed maderos,
construid el templo; yo los aceptaré
y mostraré en él mi gloria
construid el templo; yo los aceptaré
y mostraré en él mi gloria
-dice el Señor-.
9Emprendéis mucho, resulta poco;
metéis en casa y yo lo aviento;
¿por qué?
metéis en casa y yo lo aviento;
¿por qué?
-oráculo del Señor de los ejércitos-.
Porque mi casa está en ruinas,
Porque mi casa está en ruinas,
mientras vosotros
disfrutáis cada uno de su casa.
10Por eso el cielo os rehúsa el rocío
y la tierra os rehúsa la cosecha;
11 porque he reclutado una sequía
contra la tierra y los montes;
contra el trigo, el vino, el aceite;
y la tierra os rehúsa la cosecha;
11 porque he reclutado una sequía
contra la tierra y los montes;
contra el trigo, el vino, el aceite;
contra los productos del campo,
contra hombres y ganados;
contra todas las labores vuestras.
12Zorobabel, hijo de Sealtiel, y Josué, hijo de Yosadac, sumo sacerdote, y el resto del pueblo
obedecieron al Señor; porque el pueblo, al oír las palabras del profeta Ageo, tuvo miedo al Señor.
12Zorobabel, hijo de Sealtiel, y Josué, hijo de Yosadac, sumo sacerdote, y el resto del pueblo
obedecieron al Señor; porque el pueblo, al oír las palabras del profeta Ageo, tuvo miedo al Señor.
13Ageo, mensajero del Señor, transmitió al pueblo
este mensaje del Señor:
-Yo estoy con vosotros -oráculo del Señor-.
14EI Señor movió a Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judea; a Josué, hijo de Yosadac, sumo sacerdote, y al resto del pueblo; ellos fueron y emprendieron las obras del templo del Señor de los ejércitos, su Dios.
14EI Señor movió a Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judea; a Josué, hijo de Yosadac, sumo sacerdote, y al resto del pueblo; ellos fueron y emprendieron las obras del templo del Señor de los ejércitos, su Dios.
15aEra el veinticuatro del sexto mes.
Explicación.
1,1-15
Este capítulo deja entrever una situación económica precaria: la de una comunidad
agrícola afectada por las malas cosechas. El profeta analiza la causa teológica
del hecho y señala una culpa concreta: el descuido del templo. (Compárese con el
caso opuesto de David: palacio sí, templo no, 2 Sm 7, y con el de Jr 40,12:
buena cosecha con el templo en ruinas). Según los primeros capítulos de Esdras,
el principal obstáculo para la reconstrucción fue la oposición de samaritanos y
pueblos vecinos.
La
comunidad judía estaba regida por una autoridad civil, un prefecto nombrado por
el emperador persa, y una autoridad religiosa, el sumo sacerdote. Si hemos de
dar crédito a las genealogías de Crónicas (1 Cr 3, 18s), el prefecto Zorobabel era
nieto del rey Jeconías; Josué era de familia sacerdotal. Los dos representaban
la continuidad por encima del destierro. Otra vez, como en tiempos antiguos, se
alza sobre ellos la voz profética con autoridad superior. En aquella coyuntura,
construir juntos el templo significaba un empeño común. Trabajar en medio de pobreza
y apreturas en algo económicamente inútil significaba despegarse y remontarse. y
en el futuro próximo, aunque Ageo no lo supiera, el templo iba a desempeñar un
papel esencial para los judíos.
El
oráculo comienza por el comentario dilatorio del pueblo y termina con el comienzo
de las obras. En el centro se alza el mandato, a ambos lados del cual se
mencionan las calamidades originadas por la actitud dilatoria. La disposición
aplica el esquema tradicional ABCBA.
1,5 Una
invitación profética a reflexionar es significativa: como si la palabra de Dios
renunciara un poco al tono categórico para movilizar la colaboración de los
oyentes.
1,8
"Aceptar" es término técnico del lenguaje cúltico: es la garantía
divina para la obra. "Mi gloria": véase Ex 14,17s.
1,13
Llamar al profeta "mensajero/ángel del Señor" es exacto, pero no
corriente. Comunica un mensaje escueto y denso: "Yo estoy con
vosotros". En cierto sentido el mensajero se anula para instaurar con
su palabra la presencia del que lo envía.
1,14
"Movió": véanse Is 42,1; Jr 5,9; Esd 1,5. Mueve por medio de la palabra profética.
1,15
Por el tema aquí podría encajar 2 ,15-19.
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